El
lenguaje corporal influye en las entrevistas de trabajo. Gesticular
demasiado o mantenerse quieto en el asiento son factores que pueden
perjudicar una entrevista. El lenguaje corporal está presente desde la
cabeza hasta los pies, y en una entrevista de trabajo tus gestos pueden
decidir si sigue la entrevista o se le pone fin.
Por
eso es importante que tengas especial conciencia de tus gestos y
movimientos, además del lenguaje verbal. El conjunto de lo que expreses
será lo que evaluará el interlocutor.
La
postura: expresa la confianza y el compromiso que tienes. Sentado
tieso, expresas nerviosismo y puedes crear una situación incómoda. Si te
sientas en la punta de la silla estarás insinuando que no quieres estar
allí. Igual que si cruzas las piernas y los brazos que puedes estar
interpretando la construcción de una barrera. La postura perfecta es que
te sientes en la silla con la espalda tocando el respaldo mientras te
inclinas un poco hacia delante. Las manos mantenlas relajadas en tu
regazo y los pies en el suelo.
El
contacto visual permite al entrevistador conectar más allá de las
palabras. Sin embargo hay que mantener un equilibrio. Mantén la mirada,
pero apártala de vez en cuando. Y, por último, hay que tener mucho
cuidado con asentir a todo, puedes expresar, sin quererlo, conformismo o
ganas de complacer.
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